I.E.P. ANA MARÍA KAN
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 el alcolismo

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john rojas




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MensajeTema: el alcolismo   el alcolismo I_icon_minitimeMiér Nov 04, 2009 11:03 am

El alcoholismo es una enfermedad que consiste en padecer una fuerte necesidad de ingerir alcohol, de forma que existe una dependencia física del mismo, manifestada a través de determinados síntomas de abstinencia cuando no es posible su ingesta. El alcohólico no tiene control sobre los límites de su consumo y suele ir elevando a lo largo del tiempo su grado de tolerancia al alcohol.[1]

Contenido [ocultar]
1 Características
2 Dipsomanía o alcoholismo episódico
3 Tratamiento
4 Impacto social
4.1 País por país
5 Cálculo del consumo excesivo de alcohol
6 Véase también
7 Referencias
8 Enlaces externos


[editar] Características
Hasta el momento no existe una causa común conocida de esta adicción,[cita requerida] aunque varios factores pueden jugar un papel importante en su desarrollo y las evidencias muestran que quien tiene un padre o una madre con alcoholismo tiene mayor probabilidad de adquirir esta enfermedad.

Ello puede deberse, más que al entorno social, familiar o campañas publicitarias, a la presencia de ciertos genes que podrían aumentar el riesgo de alcoholismo.[cita requerida]


Algunos otros factores asociados a este padecimiento son la necesidad de aliviar la ansiedad, conflicto en relaciones interpersonales, depresión, baja autoestima, facilidad para conseguir el alcohol y aceptación social del consumo de alcohol.[2]

[editar] Dipsomanía o alcoholismo episódico
Los especialistas consideran que hay dos tipos de dependencia al alcohol,[cita requerida] una psicológica, más relacionada con problemas afectivos y de relaciones personales que el adicto ha sufrido a lo largo de su vida, y otra física que se revela, entre otras cosas, porque en el momento en que la persona interrumpe la ingesta de alcohol se presenta el “síndrome de abstinencia”, caracterizado por temblores en dedos, lengua y extremidades, sudoración, taquicardia (aceleración del pulso), ansiedad, irritabilidad, náuseas, vómito, falta de apetito, insomnio e incluso alucinaciones visuales o auditivas (delirio).

Asimismo, cabe señalar que dentro de la dependencia física al alcohol se distinguen dos formas distintas de beber, una continua, en la que el enfermo necesita consumir a menudo o diariamente bebidas embriagantes, y otra episódica, llamada dipsomanía, en la que se alternan etapas de abstinencia relativamente prolongadas (el enfermo pueden durar una semana o más sin beber) con severas recaídas.

De acuerdo con la décima revisión a la Clasificación estadística internacional de enfermedades y problemas relacionados con la salud (CIE-10),[cita requerida] en su apartado dedicado a los trastornos ocasionados por el uso de drogas y sustancias psicoactivas, la dipsomanía se agrupa dentro de la categoría de padecimientos que generan síndrome de dependencia.

La dipsomanía difiere de una borrachera ocasional (intoxicación aguda) y del consumo perjudicial de alcohol (cuando hay consumo continuo de bebidas pero éste puede abandonarse) debido a que se presentan tres o más de los siguientes aspectos en un lapso de 12 meses:[cita requerida]

Deseo intenso o compulsión por consumir alcohol.
Disminución de la capacidad para controlar o interrumpir el consumo de bebidas embriagantes.
Presencia de síndrome de abstinencia durante los períodos en que se abandona la sustancia estimulante, mismo que genera nuevas recaídas.
Aumento progresivo en la cantidad o concentración de las bebidas para conseguir los mismos efectos que originalmente se producían con dosis más bajas (resistencia al alcohol).
Abandono progresivo de otras fuentes de placer o diversiones, a causa del consumo de la sustancia.
Persistencia en el consumo de alcohol a pesar de las consecuencias perjudiciales que ocasiona física y mentalmente.
Diversos especialistas coinciden[cita requerida] en que mientras la persona que padece alcoholismo continuo o crónico, al estar intoxicada diariamente, actúa de manera "pasiva", es decir, desgasta sus relaciones sociales paulatinamente y expone a su organismo a daños severos generados por su manera de beber, el dipsómano, en contraparte, tiene comportamiento social que durante la abstinencia puede parecer normal, pero en los episodios de alcoholización se vuelve "explosivo", no controla su conducta y es violento, de modo que suele involucrarse en peleas y percances automovilísticos en los que peligra su vida.[3]

[editar] Tratamiento
Los tratamientos contra el alcoholismo incluyen programas de desintoxicación realizados por instituciones médicas. Esto puede suponer la estancia del paciente durante un periodo indeterminado, (quizás varias semanas), bajo tutela en hospitales especializados donde puede que se utilicen determinados medicamentos para evitar el síndrome de abstinencia.

Después del período de desintoxicación, puede someterse al paciente a diversos métodos de terapia de grupo o psicoterapia para tratar problemas psicológicos de fondo que hayan podido llevar al paciente a la dependencia. Se puede asimismo apoyar el programa con terapias que inciten al paciente a repugnar el alcohol mediante fármacos como el disulfiram, que provoca fuertes y repentinas resacas siempre que se consuma alcohol.

La terapia nutricional es otro tratamiento. Muchos alcohólicos tienen síndrome de resistencia a la insulina, un desorden metabólico debido al cual el cuerpo no regula correctamente el azúcar causando un suministro inestable a la circulación sanguínea.[cita requerida] Aunque este desorden se puede tratar con una dieta hipoglucémica, esto puede afectar a su comportamiento y su estado anímico. Estos síntomas son efectos secundarios que se observan a menudo en alcohólicos sometidos bajo tratamiento de desintoxicación. Los aspectos metabólicos del alcoholismo a menudo se pasan por alto dando como resultado tratamientos de dudosos resultados.

En los años 1990, los grupos de consultas de autoayuda fueron adquiriendo notoriedad por sus logros, como lo ha sido el movimiento de Alcohólicos Anónimos.

[editar] Impacto social
El alcoholismo supone un serio riesgo para la salud que a menudo conlleva el riesgo de una muerte prematura como consecuencia de afecciones de tipo hepática como la cirrosis hepática, hemorragias internas, intoxicación alcohólica, hepatocarcinoma, accidentes o suicidio.

El alcoholismo no está fijado por la cantidad ingerida en un periodo determinado: personas afectadas por esta enfermedad pueden seguir patrones muy diferentes de comportamiento, existiendo tanto alcohólicos que consumen a diario, como alcohólicos que beben semanalmente, mensualmente, o sin una periodicidad fija. Si bien el proceso degenerativo tiende a acortar los plazos entre cada ingesta.

El consumo excesivo y prolongado de esta sustancia va obligando al organismo a requerir cantidades crecientes para sentir los mismos efectos, a esto se le llama "tolerancia aumentada" y desencadena un mecanismo adaptativo del cuerpo hasta que llega a un límite en el que se invierte la supuesta resistencia y entonces "asimila menos", por eso tolerar más alcohol es en sí un riesgo de alcoholización.

Las defunciones por accidentes relacionados con el alcohol (choques, atropellamientos y suicidios) ocupan los primeros lugares entre las causas de muerte en muchos países. Por ejemplo, en España se considera que el consumo de alcohol-etanol causa más de 100 mil muertes al año, entre intoxicaciones por borrachera y accidentes de tráfico.[4]

A su vez, la Secretaría de Salud de México reporta que el abuso del alcohol se relaciona con el 70% de las muertes por accidentes de tránsito y es la principal causa de fallecimiento entre los 15 y 30 años de edad. Se estima que 27 mil mexicanos mueren cada año por accidentes de tránsito y la mayoría se debe a que se encontraban bajo los efectos del alcohol.[5]

[editar] País por país
En Argentina, la Asociación Civil Luchemos por la Vida calcula que el consumo de alcohol es el factor determinante en 50% de las muertes en accidentes de tránsito.[6] En Chile, el estudio Perfil de conductores de la Región Metropolitana reveló que el 40% de las muertes por accidentes de tránsito ocurren bajo la influencia del alcohol.[7]

[editar] Cálculo del consumo excesivo de alcohol
Existe una sencilla fórmula para averiguar si se está consumiendo una cantidad excesiva de alcohol con los perjuicios que ello supone, mediante el cálculo de los gramos de alcohol. Esta fórmula consiste en multiplicar la cantidad de bebida en ml o cc por el número de grados de alcohol y por 0,8, y este resultado se divide entre 100 para conocer los gramos de alcohol de la bebida en cuestión.[cita requerida]

Se considera un consumo excesivo diario, 40 gramos de alcohol en hombres, debido a su mayor tolerancia al alcohol, y 32 gramos de alcohol en mujeres. Un detalle que se puede mencionar también en la ingesta desmedida de alcohol son los patrones de personalidad de la personas adicta a tales sustancias. Muchos alcohólicos llegan al alcoholismo por beber para salir de un estado de dificultad para socializar, o por problemas de baja autoestima. En algunos casos también el mayor o menor efecto que produce en relación al tiempo de ingestión hasta el momento en que la tolerancia y procesamiento dejan de ser efectivos. Una persona con un complejo de inferioridad, entre otros ejemplos, es más propensa a la poca resistencia al alcohol, pero no es una regla general. Se han observado en pacientes alcohólicos tolerancia negativa y tolerancia positiva sin una relación causal aparente. [

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